sábado, 8 de diciembre de 2012

La vida es una ficción: Angel (2007)


La apasionada Romola Garai, quien actuó las escenas de la adolescente Briony Tallis encarnada en sus extremos vitales por Saoirse Ronan y Vanessa Redgrave en Atonement, vuelve para capturar nuestra atención con un rol previo (estrenado a inicios del mismo año), hecho a la medida de sus habilidades. Esta conmovedora cinta realizada por François Ozon es todo un ejercicio reflexivo, irónico, siempre abiertamente emotivo, y francamente satisfactorio acerca de la ficción y de aquéllos que la crean. Como en el metalingüístico film de Joe Wright, Garai encuentra a través de la escritura exactamente lo que el exterior le niega: la rubia actriz es la morena Angel Deverell, una quinceañera soñadora y ambiciosa, cuya indiferencia hacia la realidad gris y descolorida que la oprime no la libra de ser víctima sufriente y causante a su modo de tan mezquina dinámica; no obstante, será (y no podía ser de otra manera) ésta la plataforma de las fantasías que la niña concebirá en compensación (enderezando entuertos), convirtiendo pronto sus sueños en realidad --y, cual una iletrada Emma Bovary entregada al excluyente vicio de escribir, la realidad en sus sueños--, pero al más alto precio. Ozon narra su historia con música de Disney y colores absolutamente chillones, y la interpretación de Garai, una Scarlett O’Hara de porcelana en su dormitorio de cortinaje rojo obsceno, o una desfalleciente versión (otra vez, poco afecta a la lectura) de la pequeña heroína de A Tree Grows in Brooklyn (nunca jamás renunciando a su visión individual de las cosas), es una superficie controladamente histérica y naturalmente humorística, debajo de la cual existe un alma capaz de lo bello. Un joven Fassy (Michael Fassbender, flamante guerrero espartano en 300) hace las veces del irredimible chico malo que conquistará su amor; irredimible, es verdad, antes de las palabras que tejen la ficción. Entre ellos, el sempiterno tema de la persistencia del arte: la irrefrenable artífice de consumados best-sellers de dudosa calidad, y el atormentado pintor casanova que, a lo Van Gogh, será descubierto post mórtem. Sin embargo, y ejemplos de ello son precisamente autoras como Stephenie Meyer o J. K. Rowling, la obra fecunda y exitosa en vida puede llegar a cautivar la imaginación de una manera especial. Algo semejante logran Ozon y Garai con su creación cinematográfica, a la cual auguramos mayor longevidad.




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