sábado, 13 de diciembre de 2014

Tennessee Williams va al cine: Summer and Smoke (1961)


Una olvidada obra maestra, poseedora de casi --casi-- tanta profundidad y poesía como las gatas y los tranvías de su canónico autor, sirvió de base a esta recordada adaptación con Laurence Harvey en, acaso, su rol más emblemático --el Embajador del Miedo aparte. La relación de desencuentros entre el crápula heredero del médico local y una solitaria solterona (Geraldine Page, la Alexandra Del Lago de Sweet Bird of Youth, en otra profesional, aunque nada glamourosa, interpretación) ilustra el esotérico tema williamsiano del binario materia/espíritu mientras es alimentado por otros igual de recurrentes --y decadentes: la pérdida de la juventud, las segundas oportunidades que nunca llegan, la atracción de la virtud hacia lo efímero, el triunfo de la carne, la mortalidad del amor. La película consigue momentos de innegable belleza --la fotografía es de Charles Lang, DP en la esencial One-Eyed Jacks, del mismo año--, pero el guión es tedioso y estático a pesar de sus esfuerzos por “abrir” la pieza (¿dónde estaba el inimitable Kazan cuando necesitaban su consejo?), y la dirección ramplona y carente de imaginación (estaba en el set de Splendor in the Grass) --noten los brochazos caricaturales en el diseño de Rita Moreno, su basto progenitor y las consecuencias fatales de su “orgía romana” en general. No obstante, las tablas de Page, la figura de Harvey y, sobre todo, el arte de Williams hacen obligatorio su visionado.3/5

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